El Wunderteam busca sellar su pase ante los Dragones, que necesitan ganar para arrebatar el liderato del Grupo H
Austria afronta esta décima jornada de las Eliminatorias UEFA con la obligación de confirmar su dominio en el Grupo H, un camino que ha construido con regularidad y solvencia desde el arranque del torneo. El conjunto dirigido por Ralf Rangnick salta al estadio Ernst Happel decidido a cerrar su clasificación ante una Bosnia y Herzegovina que llega crecida y con la mira puesta en el liderato.
El Wunderteam llega reforzado anímicamente tras vencer 2-0 a Chipre en la jornada nueve, un partido donde Marko Arnautovic demuestra una vez más su peso ofensivo al firmar un doblete. Con 18 puntos, Austria solo necesita un empate para garantizar su presencia en el Mundial 2026, aunque su idea es cerrar en casa con una victoria que confirme su autoridad futbolística y tácticamente. Rangnick, firme en su filosofía de presión alta y transiciones rápidas, mantiene el once casi definido tras una fase clasificatoria sólida.
Por el lado visitante, Bosnia y Herzegovina también muestra argumentos contundentes. Los Dragones llegan de un triunfo 3-1 sobre Rumania, exhibiendo un ataque versátil con anotaciones de Edin Džeko, Esmir Bajraktarevi y Haris Tabakovi. La selección de Sergej Barbarez ha encontrado equilibrio entre experiencia y juventud, y con 16 unidades mantiene abierta la posibilidad de arrebatar el primer puesto. Aunque el repechaje está asegurado, el grupo persigue el objetivo mayor: el pase directo al Mundial.
El choque no solo enfrenta a dos equipos en gran momento, sino también a dos estilos que se han adaptado a las exigencias del futbol europeo actual. Austria se caracteriza por su estructura colectiva y disciplina táctica; Bosnia, por su capacidad resolutiva en momentos clave y su ataque de jerarquía liderado por Džeko. Ambos conjuntos llegan con confianza, y eso eleva la expectativa en Viena.
Un partido con sabor a final en Viena
El Estadio Ernst Happel, habitual fortaleza austriaca, se prepara para un lleno total y un ambiente de partido grande. La afición local entiende que la selección tiene en sus manos una clasificación que sería histórica bajo la gestión de Rangnick. Bosnia, acostumbrada a escenarios adversos, se ve cómoda en partidos de presión alta y promete incomodar desde el primer minuto.
Más allá de la matemática, el duelo adquiere un tinte emocional: Austria busca confirmar su evolución y Bosnia romper pronósticos en un grupo donde se mantuvo competitiva de principio a fin. En redes sociales, hinchas de ambos países calientan el ambiente, resaltando el peso simbólico de esta última fecha de la eliminatoria.